Cuestión de sexo

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Hace tiempo que viene surgiéndome una duda que va creciendo con el paso de los días. Es con respecto a mi orientación sexual. Siempre me han atraído las mujeres. Cuando era joven, las maduras, ahora las jóvenes, pero a  mis sesenta años, he empezado a cuestionarme si la razón por la que no me acerco a mi esposa es porque me gusten los hombres. 

El sexo lleva mucho separado de nosotros. Por razones de mi comportamiento en la cama, desoyendo cuantas peticiones me hacía para que cambiase mi actitud. Ella me aseguraba que yo también iba a salir ganando en satisfacciones si le daba lo que me pedía. Tenía que cambiar el chip. Desinhibirme, olvidarme de los clichés aprendidos viendo porno en el ordenador, olvidarme de  terminar poniéndome encima de ella, penetrándola, corriéndome muy pronto en su interior, y luego hacer que ella llegase al orgasmo masturbando su clítoris,

Por no hacer caso a sus suplicas, por no cambiar, un día dejo de acceder a follar conmigo. Muchos otros aspectos de nuestro matrimonio cambiaron y nuestra relación pasó a ser nada más que una mera convivencia, compartiendo vivienda, cama y salidas a la montaña los fines de semana que podíamos. Hasta los besos y las caricias desaparecieron. 

En todo este tiempo no busqué nunca a otra mujer con la que satisfacer mi deseo sexual, ni sexo pagando ni sin pagar. Los años me fueron pasando por encima y todo el sexo que practicaba, era la masturbación viendo videos pornos en el ordenador, donde encontraba una gran variedad de prácticas sexuales de todo tipo.

Pronto me sentí atraído por los transexuales. Esa dicotomía que presentan los que aún no se han hecho el cambio de sexo, algunos con grandes pollas y unas hermosas tetas,   perfectas, hacía volar mi imaginación. Soñaba despierto que estaba teniendo la polla de alguna de ellas, para mí son mujeres con pene, en mi culo. Me excitaba verme siendo follado por una trans. Igual un día de estos descubro realmente qué se siente. 

Había probado un consolador en varias ocasiones, en el pasado. Lo compré en Bélgica para mi mujer y ella apenas lo usó, así es que a veces, cuando me encontraba solo en casa, me masturbaba metiéndolo en mi culo. Llegaba a correrme. Me gustaba jugar con él. Mi esposa debió darse cuenta y un día me dijo que lo había tirado a la basura porque ella no lo usaba. 

Ahora estoy jubilado y paso mucho tiempo solo y me planteo el comprarme uno para mí, pero no quiero que ella lo vea y no sé donde esconderlo. Así es que me masturbo con utensilios varios que pueda encontrar en casa, o con frutas y verduras: pepinos, calabacines, zanahorias. 

He vuelto a sentir la satisfacción de correrme sin tocarme el pene, solo follando mi culo, a la espera de encontrar una polla humana que meterme. Será mi primera vez, espero disfrutar, no sufrir; que me queden ganas de volver a hacerlo alguna vez más. 

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